No hace ruido cuando la empuja con su nariz, pero reconocería su olor a metros. Agridulce con un punto ácido, quizás por eso me hace salivar.
El sonido de mis medias hace que se retuerzan partes de su cuerpo que no recordaba que existieran, y conscientemente creo sinfonías con cada cruce de piernas para provocarlo.
En ese momento soy Dios, y una simple sonrisa canalla le paralizaría, pero ambos sabemos que dejo la puerta entreabierta para que me vea, aunque puede hacerlo con los ojos cerrados.
Las emes son letras sensuales, pero definitivamente, la hache nos deja sin respiración.
*Strange Brew*
Cream - Disraeli Gears
lunes, 27 de abril de 2009
Dejo la puerta entreabierta
Publicado por von Stein en lunes, abril 27, 2009
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2 comentarios:
el olor de las medias de mi hermanito es un asco.
Y las mías cuando me pongo unos zapatos que no sé por qué juntan ese olor.
jajaja.
Nuevo blog.
Bienvenida a la comunidad bloggera.
Viene bien.
;)
Hay mezclas imposibles. La seda y la piel, sea viva o inerte, siempre es un cara o cruz, No Cindy ;) Gracias por la bienvenida.
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